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Intervención temprana: ¿Qué es y qué programas existen?

Bebe practicando juegos de intervención temprana

Para abordar los posibles trastornos en el desarrollo de los niños, es importante hacerlo mediante una perspectiva sanitaria, educativa y social. Obtener esta visión es posible a través de la Maestría en Psicopedagogía de la Escuela de Posgrado Newman, que ofrece un completo plan de estudios orientado a la atención de menores en riesgo.

¿Qué es la intervención temprana?

El término “intervención temprana” hace referencia a una serie de procedimientos y herramientas dirigidos a bebés y niños pequeños que experimentan dificultades o retrasos en su desarrollo, o que muestran síntomas de Trastorno del Espectro Autista (TEA), entre otras afecciones. Suelen aplicarse a menores desde recién nacidos hasta los tres años de edad.

A través de diferentes niveles de intervención, estas acciones ayudan a prevenir o corregir problemas cognitivos, psicosociales, sensoriales, motrices o de lenguaje. Su objetivo es reducir los factores de riesgo y ayudar a los niños a aprender habilidades básicas a medida que van creciendo.

La intervención o atención temprana también tienen un enfoque desde el ámbito familiar. Por ejemplo, los padres cumplen un rol fundamental identificando cuáles son las capacidades en las que sus hijos necesitan mejorar y apoyándolos durante su vida cotidiana.

La importancia de la intervención temprana

Está demostrado que los programas de intervención temprana tienen un impacto directo en la capacidad de los niños para superar limitaciones y aprender nuevas habilidades, ayudándoles a afrontar etapas futuras de su vida.

Son múltiples los estudios que respaldan la teoría de “cuanto antes es mejor”, que hace hincapié en la importancia de prevenir posibles problemas de aprendizaje o comportamiento desde los primeros meses de vida. Y es que, pasados los tres años, la estructura cerebral alcanza un alto grado de madurez, haciendo más difícil lograr cambios significativos.

La intervención temprana es también una herramienta indispensable para mejorar las relaciones sociales de los niños, pues refuerza sus capacidades para transmitir mensajes, interactuar y expresar sentimientos. Este aspecto es de suma importancia para afrontar con éxito la etapa escolar.

Diferencias entre intervención temprana y estimulación temprana

Es frecuente confundir la intervención temprana con la estimulación temprana. Si bien ambas están orientados al desarrollo de los bebés y niños pequeños, pero tienen diferencias muy marcadas.

Cuando los bebés evidencian dificultades para el aprendizaje o muestran un ritmo de desarrollo más lento de lo habitual, entonces requieren un tipo de atención que coincide con las características de la intervención temprana. Ello implica crear un plan personalizado para abordar sus necesidades, y que esté a cargo de especialistas en psicología, pediatría y pedagogía.

En tanto, la estimulación temprana es un procedimiento que se puede aplicar en todos los bebés y niños menores, ya que su enfoque es reforzar su desarrollo general a través de actividades como juegos, lecturas, cantos, etc. Estas técnicas pueden estar a cargo de sus padres, aunque también existen guarderías y escuelas especializadas en este campo.

¿Cómo saber si mi hijo/a debe recibir este apoyo psicológico?

Un desarrollo infantil más lento de lo habitual no necesariamente implica un problema de aprendizaje, ya que cada niño crece a su propio ritmo. Sin embargo, existen algunas señales que pueden evidenciar la necesidad de un servicio de intervención temprana.

Si tu hijo muestra alguno de estos signos, podría requerir el apoyo de un especialista:

  • No balbucea, sonríe ni hace gestos luego de los 12 meses.
  • Presenta dificultad para seguir tus movimientos con la vista.
  • No reacciona ante sonidos altos.
  • No muestra interés por juegos didácticos.
  • Le resulta difícil sentarse, pararse o alcanzar objetos.
  • No ha pronunciado ninguna palabra a los 16 meses.
  • Falta de equilibrio o debilidad en sus extremidades.
  • Tono muscular atípico.
  • Problemas de visión o audición.
  • Comportamiento notoriamente distinto al de otros niños de su edad.

En caso no logres identificar con claridad alguno de los síntomas, puedes solicitar una evaluación con un profesional calificado.

¿De qué trata el Programa de Intervención Temprana?

En el Perú contamos con el Programa de Intervención Temprana (PRITE) a cargo del Ministerio de Educación (Minedu), que consiste en espacios de educación no escolarizada dirigidos a niños menores de 3 años que padezcan alguna discapacidad o estén en riesgo de sufrirla.

El programa está a cargo de un equipo multidisciplinario que incluye docentes, psicólogos y profesionales en tecnología médica, con el aporte de las propias familias.

El PRITE destaca por su labor preventiva y de intervención precoz, pues se ocupa del diagnóstico de condiciones como el autismo, síndrome de down, parálisis cerebral, discapacidad intelectual, entre otras. En base a ello, presta los tratamientos necesarios a través de servicios de psicología, pedagogía especial y terapia, ya sea física, ocupacional y de lenguaje.

Según la guía del Minedu, el PRITE ofrece atención individualizada dos veces por semana, y atención grupal una vez por semana. Estas se realizan en ambientes especiales, procurando el bienestar de los niños.

¿Cuáles son las actividades de estimulación temprana?

Si bien los servicios de intervención temprana están a cargo de profesionales, los padres y tutores pueden poner en práctica algunas actividades de estimulación que contribuyan al desarrollo de sus hijos, y que a la vez pueden ser útiles para identificar posibles deficiencias.

Es recomendable que estas actividades tengan un enfoque sensorial. Por ejemplo, mostrarles libros de dibujos les ayudará a identificar los colores y estimular la vista. Por otro lado, las canciones y los sonidos son útiles para que exploren diferentes ritmos.

También es posible contribuir al desarrollo de su movilidad con actividades acordes a su edad, por ejemplo, colocando objetos a una corta distancia, haciendo que deba moverse para alcanzarlos. A medida que se acerca al año de edad, conviene enseñarle a ponerse de pie y a dar sus primeros pasos, para luego involucrarlo en juegos en los que deba sentarse e incorporarse.

Estas son solo algunas prácticas que, aunque resultan sencillas, son muy importantes para que los niños pequeños empiecen a descubrir sus destrezas y puedan desarrollarlas con mayor rapidez. Es recomendable ponerlas en práctica en un ambiente tranquilo y seguro, y siempre contar con la predisposición del niño.